¿Cómo olvidar tus labios,
aquel abismo rojo y tibio
que se tragaba mis sentidos?
Fui sumergiéndome en las aguas
de tu saliva irresistible...
Fui sucumbiendo a la delicia
de aquella miel, mezclada en sangre.
Así quiero tus labios, no de otro modo:
de carne cruda, hipnósis blanda,
éxtasis de lenguas y dientes
en colosal choque por la vida.
Y tiemblo.
No puede haber
beso genuino
sin un mordisco bien mojado,
no puede haber
dicha mas plena
que devorarte con mis labios.
Y entonces e s t a l l o ...
Autor: ©Eduardo Waghorn H.